Historias que Inspiran

Concientización sobre el Síndrome de Down

Sepa más acerca de este síndrome y acerca de Keaton, un niño que lo tiene y quien tiene un efecto positivo en quienes lo rodean.

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Cada año, cerca de 6000 bebés nacen en los Estados Unidos con el síndrome de Down, que es la afección cromosómica diagnosticada con más frecuencia en recién nacidos en este país. Su ocurrencia varía entre diferentes razas y grupos étnicos 2, 3.  Sepa más acerca de esta afección y acerca de Keaton, un niño que la tiene y quien tiene un efecto positivo en todos aquellos que lo rodean.

Síndrome de Down

El síndrome de Down es una afección en la que la persona tiene un cromosoma* extra. Los cromosomas son pequeños “paquetes” de genes en cada célula del organismo. Los genes son las instrucciones que las células utilizan para determinar cómo se forma y crece el cuerpo de un bebé durante su gestación, y cómo va a funcionar después de su nacimiento. Por lo general, los bebés nacen con un par o dos copias de cada cromosoma que suman un total de 46. Los bebés con síndrome de Down tienen una copia extra de uno de estos cromosomas, el cromosoma 21, y por  esta razón el síndrome también se conoce como trisomía 21 (3 copias del cromosoma 21). El cromosoma extra cambia la manera en que el cuerpo y cerebro del bebé se desarrollan, lo que puede causar tanto problemas mentales como físicos.

Aun cuando las personas con síndrome de Down pueden actuar y verse de manera similar, cada una tiene capacidades diferentes.
El síndrome de Down sigue siendo la afección cromosómica diagnosticada con más frecuencia en recién nacidos en los Estados Unidos, en donde alrededor de 6000 bebés nacen cada año con este síndrome. Esto significa que ocurre en aproximadamente 1 de cada 700 bebés 1. Un estudio reciente encontró que la ocurrencia del síndrome de Down en los Estados Unidos varía entre los diferentes grupos étnicos y razas 2, 3.  Los CDC lo invitan a aprender más acerca de esta afección y de las capacidades de las personas que la tienen.

La historia de Keaton

Imagen de Keaton, un niño que vive con síndrome de Down
“Cada etapa de la vida de Keaton ha traído nuevos retos y Dios nos ha dado la sabiduría para superar cada uno. A medida que entramos suavemente en su adolescencia se nos presenta una nueva serie de preguntas y esta mamá se ve forzada a pensar una vez más en cómo sobrevivirá cuando el nido le quede vacío. Me tengo que decir que si hemos llegado hasta este punto, Dios nos ayudará a superar lo demás”. 
– Mamá de Keaton

 

Ambos padres de Keaton tenían 40 años y tenían tres hijas adolescentes cuando decidieron tener otro hijo. Cuando Keaton nació, no mostró los signos típicos de un bebé con el síndrome de Down. “Las parteras y un médico de la familia nos aseguraron que no teníamos nada de qué preocuparnos, porque Keaton tenía buen  tono muscular, un llanto fuerte y no tenía el pliegue único en la palma de la mano que tienen la mayoría de los bebés con el síndrome de Down”, dice la mamá de Keaton. Todos los niños con este síndrome son distintos. A Keaton se le diagnosticó a los siete meses mediante una prueba de sangre.

Antes de que cumpliera dos años, se le tuvo que hacer una operación a corazón abierto para reparar un defecto septal atrioventricular (comunicación interventricular) parcial. Los padres de Keaton estaban preocupados de que tuviera dificultades con el desarrollo a medida que creciera. Sin embargo, Keaton ya tiene 15 años y entretiene a todo el mundo con su baile y canto. Todos los años interpreta el himno nacional de los Estados Unidos durante el recital de su escuela. También lo canta cada vez que lo invitan a cantar, ya sea a una reunión de la junta escolar o a un partido de voleibol de la escuela secundaria superior. Dirá que es una estrella de rock. Según su madre, “Keaton es más feliz cuando está haciendo feliz a otra persona al ayudarla o servirla”.

Los CDC le quieren agradecer a Keaton y a su familia por compartir esta historia personal.

Actividades de los CDC

El Centro Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo (NCBDDD) de los CDC trabaja con socios para saber más acerca del síndrome de Down mediante el seguimiento e investigaciones para mejorar las vidas de las personas que tienen este síndrome y sus familias.

  • Seguimiento: Hacer seguimiento de dónde y cuándo nacieron y en dónde viven las personas con síndrome de Down nos da pistas importantes acerca de las oportunidades para mejorar los desenlaces para las familias afectadas y ayudar a planear los servicios que necesitarán.
  • Investigaciones: Para entender cómo el síndrome de Down impacta a los niños afectados y a sus familias, los CDC y sus socios realizan estudios sobre los servicios de salud que usan las personas con este síndrome, su supervivencia y otras afecciones que podrían tener (p. ej., autismo o la enfermedad de Alzheimer).
  • Cómo mejorar la vida de las personas con el síndrome de Down: Los CDC proporcionan fondos para el avance de Brighter Tomorrows,* una iniciativa para educar a proveedores de atención médica sobre cómo orientar a las familias que reciben un diagnóstico de síndrome de Down. Además, los CDC trabajaron con socios para crear el folleto “Su bebé y el síndrome de Down” que tiene información valiosa para que los proveedores de atención médica entreguen a los padres del recién nacido.

 

Artículo tomado de:  Los Especiales del CDC (Octubre 5, 2015).  Concientización sobre el Síndrome de Down. 

Un luchador del instituto Norton ayuda a cumplir un sueño.

Deven Schuko era invencible.

Un campeón de lucha libre de secundaria deja de ser invencible  para cumplir el sueño de otro luchador.

“Él quería un combate y yo quería enfrentarme con él,” dijo Deven Schuko.

 Un combate de lucha libre de un instituto local se convierte en viral gracias al enorme corazón de un atleta.

El luchador de secundaria del instituto Norton, Deven Schuko, es invencible —o al menos lo era—, hasta el fin de semana que se enfrentó a Andy Howland, una leyenda del instituto Dighton-Rehoboth.

“Cuando suceden cosas como esta y un gran chico como lo es Deven da un paso adelante y se ofrece a luchar con Andy Howland, este está dispuesto a pelear,” dijo Doug Kelley director del instituto Dighton-Rehoboth.

“Deven Schuko es un chico ejemplar” dijo el entrenador de lucha libre del instituto Norton, Pat Coleman.

Además de estar en lo más altos niveles de competencia  como luchador, Schuko es también co-capitán del equipo y es de sobra conocida su capacidad de liderazgo, de modo que cuando Andy Howlandle propuso competir no lo pensó dos veces.

“Me enseñó algunos buenos movimientos” dijo Schuko. “Es fuerte, es un chico duro.”

En realidad todo sucedió de manera natural, sin mayor alboroto, pero un padre que estaba atento comenzó a grabar el combate, consciente de que sería algo digno de recordar.

“Deven muestra respeto por cualquier luchador, como lo es Andy, y creo que ha demostrado que nunca está mal hacer lo correcto,” dijo Coleman.

“Si tuviera que perder contra alguien, elegiría perder contra Andy,” dijo Schuko. “Para mí ha sido toda una experiencia en la que todos salimos ganando. El ganó y yo gané.”

Ver video en:  Norton High School wrestler allows for dream win

Traducción de inglés a español dentro del proyecto PerMondo para la traducción gratuita de páginas web y documentos para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Agit. Traductora: María Carolina Aguirre Jordán. Revisora: Beatriz Fuente Coronel

 

 

Un hermano tenía síndrome de Down, el otro no. Ambos se graduaron y ahora irán a la universidad.

Graduation

Madison Essig asistió a dos bailes en su último año de secundaria. Uno de ellos fue el tradicional baile de graduación de su colegio, al que invitó con magdalenas a un estudiante de penúltimo año. Llevó un vestido sin mangas negro y zapatos de tacón que la hacían unos centímetros más alta.

Antes de ese baile, hubo otro de la asociación sin ánimo de lucro Best Buddies (Mejores Amigos) en la Región Capital, cuyo fin era reunir a adolescentes con discapacidades intelectuales o del desarrollo con otros adolescentes de la región de Washington.

Essig, de 19 años, tiene síndrome de Down y estudió en el colegio Woodrow Wilson del noroeste de Washington. Ya en los pasillos de su escuela, se convirtió en una defensora de las personas con discapacidad y, desde que la conocieron, muchos de sus amigos se han involucrado en organizaciones sin ánimo de lucro. Una tarde de mayo, unos 50 compañeros de clase fueron juntos en bus a la biblioteca Carnegie cerca del centro de la ciudad – una noche que tanto a ella como a algunos de sus amigos les pareció más divertida que el propio baile de graduación de la escuela.

Essig se graduó un martes del bachiller, junto a más de 400 compañeros, entre los que estaba su hermano de 17 años. Según funcionarios del sistema educativo, se cree que Essig es una de las primeras personas con síndrome de Down que se gradúa en con un diploma estándar desde que los colegios públicos del D.C. empezaron a mantener registros digitales en 1996.

Fue todo un logro ya que, además, Essig cursó la mayoría de las asignaturas en clases convencionales sin ninguna ayuda. Otras asignaturas – como geometría – las cursó en una clase con un profesor de educación especial, aunque siguió el currículo y volumen de trabajo estándar.

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Madison Essig se gradúa en el colegio Wilson con la clase de 2016 en el American University’s Bender Arena como una de las primeras personas con síndrome de Down en graduarse con un diploma estándar y no un certificado.(Katherine Frey/The Washington Post).

 

 

Se graduó con una nota media de A-menos y ahora está lista para el siguiente desafío: la universidad. Asistirá al programa Aprendizaje en los Entornos del Futuro (LIFE) de la universidad George Mason, que está diseñado para estudiantes con discapacidades intelectuales.

La “discapacidad” de Essig no le ha impedido tener éxito fuera o dentro del aula. Además de una excelente trayectoria académica, Essig consiguió construir una rica vida social.

“Es mucho más popular que yo”, dijo su hermano Zach, y añadió que Madison solía llegar a casa hablando sobre un nuevo amigo que había hecho ese día. “Su alegría es contagiosa”.

“Sí, tengo muchos más amigos que mi hermano”, dijo ella.

Cuando nació Essig, los médicos les dijeron a sus padres que podría caminar, pero que quizá nunca aprendería a leer o a escribir. No obstante, ellos estaban decididos a proporcionarle las mismas oportunidades que a los demás niños. Enseguida vieron que Madison tenía la ética de trabajo necesaria para aprovechar al máximo esas oportunidades.

“Simplemente, nunca se rinde”, dijo su madre, Kimberly Templeton.

Essig ha estado en clases convencionales desde la escuela primaria en Roanoke. En tercero de primaria, Templeton hizo que la retrasaran un curso porque estaba teniendo problemas de integración social y quería que su hija estuviera en el mismo curso que Zach y su hermana gemela. La familia se mudó al Distrito cuando los niños eran estudiantes de segundo año y Templeton consiguió que admitieran a Madison en las clases convencionales del Wilson.

Las personas con síndrome de Down suelen aprender más despacio y puede resultarles difícil aprender aspectos conceptuales u abstractos. Essig siempre dice en clase cuando no entiende algo o necesita ayuda. Quiere sacarse una carrera de cuatro años y convertirse en una defensora profesional de las personas con discapacidades.

“Nos abrió la mente en cuanto a lo que es posible”, dijo el director del Wilson, Kimberly Martin. “No deberíamos conformarnos con alcanzar un nivel mínimo. Deberíamos animar a todos nuestros alumnos, sin tener en cuenta sus ‘etiquetas’, a dar lo mejor de sí mismos”.

Erin Doherty, una estudiante de último año que se gradúa en el Wilson, dijo que nunca había conocido a nadie de su edad con discapacidades intelectuales antes de conocer a Essig. Las dos se hicieron amigas rápidamente y ahora Doherty preside la sección Best Buddies (Mejores Amigos).

“En cuanto la conocí, vi que era tan divertida”, dijo Doherty. “No todos los estudiantes del colegio pueden conocer a alguien como Madison”.

Zach, que acudirá a la universidad de Tufts en otoño, y otros compañeros lideraron una campaña para que los estudiantes dejaran de utilizar términos ofensivos para referirse a personas con discapacidades intelectuales. Los estudiantes tuvieron una asamblea, en la que Essig explicó por qué los insultos hacen tanto daño.

“He visto cómo los niños populares de este centro cambiaban durante estos tres años con solo estar en contacto con Madison”, dijo Templeton. “Puedo asegurar que son mejores personas – tienen más empatía, son más comprensivos, son más pacientes”.

Para Essig lo mejor del colegio fue estar junto a su hermano.

“Ha sido genial”, dijo. “Me ha ayudado mucho”.

Y su hermano estaba asombrado al ver que su hermana asistía al baile de graduación y se graduaba al mismo tiempo que él.

“Puede que tenga síndrome de Down, pero aun así puede ir a bailes, ir a clase y graduarse”, dijo. “Ha demostrado a mucha gente que tener una discapacidad no tiene por qué detenerte”.

 

Artículo original publicado en inglés por Perry Stein en The Washington Post 

 

Agradecimientos: 

Traducción al español dentro del proyecto PerMondo para la traducción gratuita de páginas web y documentos para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Agit. Traductora: Clara Gorría Lázaro. Revisora: Danel Ocio Esparza.